Al hilo de la celebración del II Congreso de Inteligencia Artificial de Andalucía tuve la oportunidad de comprobar de primera mano en que estado se encuentra el desarrollo de la Inteligencia Artificial en nuestra región desde una perspectiva muy completa de los diferentes ámbitos en que puede aplicarse (educación, empresa, sector público, defensa, investigación, fabricación etc.) y sectores de actividad (sanitario, agrotech, turístico, deportivo, smart cities, etc) tanto en el campo profesional como en la vida diaria de los ciudadanos
Son innegables las enormes oportunidades que puede conllevar la implantación de estas herramientas en el entorno empresarial, facilitando el impulso y el desarrollo de nuestra actividad en todos los campos. Sin embargo toda medalla tiene su reverso y el enorme avance que nos proporciona va de la mano con la aparición de ciertas preocupaciones al respecto. Dentro de las que conciernen directamente a mi ámbito de experiencia profesional se pueden señalar la regulación normativa, la gobernanza, la ciberseguridad o las implicaciones de carácter ético.
Reflexionando sobre los riesgos que también comporta la implantación de esta tecnología en nuestro día a día, entiendo que no debemos perder de vista que la adopción de sistemas de inteligencia artificial en las organizaciones debe hacerse no como un fin en sí mismo sino dentro de un proceso más completo de transformación digital de la organización para que se puedan aprovechar todas las oportunidades que nos ofrece al tiempo que se controlan los riesgos que, inevitablemente, puede comportar.
Solo de esa manera su implantación será verdaderamente beneficiosa al tiempo que controlamos los riesgos y recursos empleados. Para ello es necesario llevar a cabo un proceso de reflexión previo sobre que necesitamos y para que y contar con el asesoramiento adecuado para ello. De esta forma estaremos realizando una gran inversión para el futuro.